La colza demuestra su calidad después de las borrascas de otoño
Las lluvias caídas a partir del 15 de octubre han dado un respiro a los agricultores, que ya pueden empezar a sembrar el cereal, aunque harán bien en no perder de vista aquellos cultivos que ya están nacidos.
César Álvarez, de Oleokelsa, señala que por el momento no hay problema de encharcamientos en las colzas de la mitad norte peninsular, como en Castilla y León.
Incluso destaca que la planta de la colza es muy resistente a este tipo de situaciones, ya que su raíz es pivotante, lo que le permite profundizar en el suelo en busca de oxígeno. Su longitud puede ser de 30 o 40 centímetros.
“Es cierto que en muchas zonas no llovió a tiempo y no se ha podido sembrar colza de secano, pero en las parcelas en las que se ha implantado el cultivo, tanto en secano como en regadío, la planta presenta muy buen estado”, apunta.
Hay que tener en cuenta que la semilla de la colza es muy pequeña y por ello la planta es muy vulnerable cuando germina, “pero una vez que se desarrolla posee una gran capacidad de resistencia”, destaca.
Puede darse algún caso de hongo de suelo difícil de combatir, como la rhizoctonia, por ejemplo si la tierra viene de una alfalfa o de una remolacha atacada por ese hongo, “pero no hablamos de afecciones importantes, sino de rodales, como mucho”, subraya.
Con todo, los principales ataques no le vendrán al cultivo por los hongos, sino por plagas de pulgón o gorgojo del tallo. Pero para el técnico de Oleokelsa el principal problema de la colza son ahora mismo los herbicidas residuales, “sobre todo porque venimos de un año seco, en el que los residuos no se han lavado”.
Por eso es importante que el agricultor tenga muy en cuenta todo lo que hace en su parcela, especialmente si espera sembrar colza el año que viene. “Es especialmente importante en el girasol, donde se echa mayor cantidad de las materias activas que afectan a la colza, y además se hace más tarde”, advierte.