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El primer cliente que firmó los créditos de carbono ya ha recibido parte de su dinero de la mano de Oleokelsa y eAgronom

La agricultura de carbono sigue dando beneficios extra a los agricultores al mismo tiempo que los ayuda a realizar una agricultura más rentable y más respetuosa con el suelo. Bien lo sabe el agricultor zaragozano Jorge Sasot, de Monegrillos, que en la última edición de FIMA ha recibido un cheque por valor de 4.890 euros de manos de eAgronom y Oleokelsa. Se trataba de un anticipo, puesto que el pago que le corresponde por el año 2023 es de 14.000 euros.

Este agricultor de la comarca de los Monegros destaca que son muchas las razones para “transicionar” desde la forma de trabajar convencional hacia la agricultura de conservación. “Si tuviese que dar dos razones principales, serían el ahorro de tiempo y el incremento en rentabilidad”, señala. 536 hectáreas de su explotación están dentro del programa de eAgronom, que muy pronto vio como un aliado fiable para aumentar sus ingresos.

“He empezado a hacer siembra directa y gracias a ella puedo realizar una agricultura rentable en una comarca árida como la de los Monegros”, destaca. Los suelos están en mejores condiciones para afrontar los periodos sin lluvia, y está consiguiendo modificar el perfil de sus parcelas. “Siembra directa más el empleo de purines han permitido que algunos suelos hayan pasado de un 1,5% de materia orgánica hasta 3,5”, apunta.

Sumado a unas rotaciones adecuadas, no solo ha conseguido prescindir de la fertilización de síntesis, sino que muchas veces ni siquiera debe realizar tratamientos. Y el dinero que obtiene por los créditos de carbono es una ayuda muy importante para asegurar la rentabilidad.

Mínimo laboreo

Las prácticas más empleadas por los agricultores que participan en el programa de los créditos de carbono son las de siembra directa o mínimo laboreo. “De hecho, si el productor va a continuar con las labores tradicionales no le merece la pena participar; las plantas fijan carbono en el suelo, pero una labor con un arado o un cultivador hará que la tierra se oxigene y que el gas regrese a la atmósfera”, destaca César Álvarez, director del programa de Créditos de Carbono de Oleokelsa, la compañía que posee la exclusiva para contratar por parte de eAgronom en Castilla y León, con opción en el resto de la península.

Los cultivos más interesantes son el cereal, las leguminosas… y también las oleaginosas. En el caso del girasol, “el cultivo puede formar parte del proyecto siempre que se haga siembra directa o mínimo laboreo a lo largo de toda la rotación: en la siembra de la pipa y de los cultivos siguientes”, apunta.

Para Álvarez, “no es lo mismo absorción de CO2 que secuestro de carbono; lo que nos interesa es lo segundo y para ello apostamos por el mínimo laboreo y que los restos vegetales queden en el suelo”.

Buenas prácticas

Un crédito de carbono equivale al secuestro de una tonelada de CO2. Los créditos de carbono voluntarios certificados, que son los que emite la compañía eAgronom, son generados en función del carbono secuestrado en el suelo con ayuda de las buenas prácticas de la agricultura de conservación.

Estos créditos son certificados por una empresa externa de reconocido prestigio (Verra en el caso de eAgronom), lo que les proporciona un mayor valor económico y una mayor fiabilidad.

Una vez que se han generado créditos de carbono, y después de ser certificados por Verra, el agricultor decide si autoriza su venta a través de eAgronom, que los comercializa junto con South Pole, la mayor comercializadora mundial de este tipo de producto.

En este segundo caso eAgronom garantiza un precio mínimo de 30 euros por crédito. El precio actual de mercado se encuentra en una horquilla de 35-45 euros por crédito, con una clara tendencia al alza.

España, punta de lanza

“España es el segundo país de Europa con mayores compras de créditos de carbono y eAgronom tiene firmadas más de 70.000 hectáreas a nivel nacional”, destaca César Álvarez.

“Como todas las novedades, los créditos de carbono han generado interés entre los agricultores, que quieren mejorar sus ingresos y que además están preocupados por cumplir los requerimientos de la PAC. En ambas cuestiones nosotros estamos para ayudarles”, subraya.

Aunque muchos aspectos de la PAC están en cuestión ahora mismo, no es probable que cambie en lo fundamental. Cada vez más, el agricultor se ve en la obligación de adaptarse a sus parámetros, y por lo tanto deberá ser neutro en sus emisiones de CO2 para 2026. A partir de ese año, deberá fijar más CO2 del que emita.

“De este modo, el productor tiene en su mano obtener unos ingresos extra mediante el programa de créditos de carbono, pero también algo quizá más importante: el poder demostrar que trabaja de conformidad con la norma en relación con el CO2”, subraya el director del programa de Créditos de Carbono de Oleokelsa.

Fijación de carbono

eAgronom ofrece al agricultor un contrato por diez años, seis de ellos de obligado cumplimiento y renovable de mutuo acuerdo hasta los 30. El productor se compromete a realizar determinadas labores acordes con la fijación de carbono al suelo, como mínimo laboreo, siembra directa, incorporación de restos de cosecha o siembra de calles en cultivos leñosos.

Álvarez destaca que puede participar en el programa cualquier agricultor que disponga de un mínimo de 80 hectáreas de tierra arable en SigPac en herbáceos o 50 en leñosos.

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